lunes, 27 de septiembre de 2010

Los médicos le abren el cráneo a una niña de seis meses para salvarla


La pequeña Phoebe Grimes tenía tres meses cuando los médicos descubrieron que los huesos de la cabeza se cerraban demasiado rápido.

Le diagnosticaron craneosinostosis con un pronóstico que nada bueno hacia presagiar. La única solución para quitarle la presión que amenazaba con dañar el cerebro era operar. Así lo hicieron y tras una intervención de seis horas, la pequeña se salvó. Esta es la historia que publica el 'Daily Mail'.

La madre de la niña, Claire, de 34 años, notó algo raro en la cabeza de Phoebe cuando esta solo tenía seis semanas, pero los médicos tardaron algo más en descubrir qué sucedía.

"Algo en mi instinto me decía que no era normal la forma de la parte frontal de su cabeza", ha contado la mujer que ya tenía otro hijo.

Phoebe nació con craneosinostosis, una condición en la que las suturas fibrosas se cierran demasiado pronto y provocando problemas en el crecimiento normal del cráneo y del cerebro.

El cierre prematuro puede también provocar un aumento de la presión dentro de la cabeza y la deformación de los huesos faciales y del cráneo, alterando su apariencia normal y simétrica, como la que sufría esta niña.

A Phoebe se le diagnosticó la enfermedad cuando tenía tres meses de edad, pero sus padres tuvieron que vivir una agonizante espera de cuatro meses para que la pequeña fuera lo suficientemente fuerte y consiguiera soportar la operación.

La agotadora intervención que duró seis horas fue realizada en el hospital infantil de Birmingham. Los cirujanos cortaron su cráneo en rodajas, de oreja a oreja para dejar espacio al crecimiento del cerebro.

Gracias a eso, la niña está viva, ha cumplido los tres años y de aquellos momentos solo quedan algunos recuerdos.

La madre de Phoebe, Claire, de 34 años, ha contado la terrible experiencia. "Me sentí muy mal cuando los cirujanos me dijeron que iban a separar su cabeza como si fuera un rompecabezas.

Los cirujanos les explicaron que cortarían su cráneo, como un rompecabezas para que su cerebro no sufriera daños permanentes.

"Yo no les creí al principio, pensé que lo estaba inventando. Mi marido Steve y yo realmente no quería someterla a una cosa como esa-, pero en el fondo sabíamos que no teníamos otra opción".

Los médicos fueron claros y advirtieron a los padres de que si no la operaban la niña sufriría daños en el 10 % de su cerebro.

Los padres firmaron el consentimiento para la intervención y Phoebe está viva.

La niña tendrá que someterse a chequeos periódicos hasta que cumpla los cinco años, pero los médicos están optimistas por su futuro.