martes, 22 de junio de 2010

Consumo excesivo de sal causa hipertensión

 salud


En España se consume el doble de sal recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), un exceso que está detrás de uno de cada tres casos de hipertensión, según destacó hoy el jefe de la Unidad de Hipertensión del Hospital Clínic de Barcelona, Antonio Coca, en el marco de la 15 reunión de la Sociedad Española de Hipertensión Arterial-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), que se celebra estos días en Zaragoza.

Las recomendaciones de la OMS estiman que con cinco gramos diarios de sal es suficiente para mantener los valores de presión arterial en niveles aceptables (140/90 Hgmm) y, en consecuencia, reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. El problema es que en España se consumen unos 10 gramos al día de media, siendo el segundo país de la Unión Europea sólo por detrás de Portugal.

"Estudios recientes han demostrado la relación directa que existe entre la ingesta de sodio, incremento de los niveles de presión arterial tanto en personas hipertensas como en normotensas y mortalidad cardiovascular", explicó el doctor Coca.

El problema, añadió, es que el 72 por ciento de la sal que consumen las personas proviene directamente de los alimentos procesados, principalmente de los congelados y refrigerados, mientras que el 20 por ciento restante procede del salero y cerca del 8 por ciento del sodio natural de los alimentos y los medicamentos. Entre los alimentos con más sal, este experto resaltó los embutidos (26,2%), el pan (19%), el queso (6,7%) y los platos preparados (4,9%).

Por ello, apuntó que controlar y reducir la cantidad de sodio en todos los alimentos, principalmente en los preparados, precocinados, congelados, embutidos y conservas es "un paso decisivo" para el que, a su juicio, no se puede dejar al margen a la industria alimentaria.

Igualmente, a la hora de hacer la compra los expertos recomiendan leer detenidamente el etiquetado de los productos ya que, con frecuencia, la sal se "camufla" en forma de estabilizadores o conservantes como nitrito sódico, fosfato monosódico y, en general, todos los aditivos que llevan la palabra "sódico".